fbpx Perdimos a Leandro Moreira | AEBU

Perdimos a Leandro Moreira

Tiempo de lectura
2 minutos
Leido hasta ahora

Perdimos a Leandro Moreira

Publicado en:

Su esposa Carmen, sus restantes familiares, amigos y compañeros del Banco Hipotecario despidieron ayer los restos de Leandro Moreira, un militante ejemplar.

Entre los grandes militantes de AEBU se encuentra sin duda la figura de Leandro Moreira, compañero del BHU fallecido el sábado pasado a los 76 años. Leandro inicio su carrera bancaria en la Sociedad de Bancos, una institución que quebró en 1970, junto con otras tres entidades entre las que se contaba el Banco Mercantil de la familia Peirano. A partir de entonces cambió su vida de manera radical y tras un muy accidentado periplo volvió al sistema financiero recién en los 80.

Su compañero Fernando Gambera, secretario general de AEBU, explicó que Leandro participó en la histórica huelga de 1969, y como consecuencia «quedó en un limbo junto con otros compañeros». Poco tiempo después su militancia política lo condujo a la clandestinidad y «después le toco la cárcel, desde 1976 a 1982, tras sufrir terribles torturas».

A la salida de la cárcel encontró trabajo en un escritorio e inmediatamente se afilió a FUECI, sindicato que más adelante adquiriría su actual denominación de Fuecys. Poco tiempo estuvo en ese gremio porque volvió a la banca a través del BHU, y rápidamente «se sumó a una representativa que había tenido una renovación muy grande. Él era uno de los más veteranos, porque se había integrado después de la salida democrática al amparo de la ley de restitución de funcionarios públicos». Al igual que en su caso, muchos de quienes participaron en la huelga histórica de 1969 terminaron en la banca pública.

Gambera recordó la situación particular de Leandro en la comisión representativa: «Era el mayor de todos (nos llevaba 15 o 16 años) y tenía el cargo de auxiliar porque había entrado por el grado más bajo del escalafón; nosotros —los entonces jóvenes de la generación del 83— le decíamos en broma que él era el auxiliar más caro del mundo. Era muy de comentar su experiencia militante y política, pero jamás en un tono que hiciera pensar que eso le atribuyera algún tipo de prestigio o galones, y de la 'cana' solo contaba algunos episodios graciosos, aunque todos sabíamos que la había pasado muy mal, pero eso quedaba sobreentendido», recordó.  

Otro aspecto destacado del compañero fue su permanente impulso de los jóvenes hacia responsabilidades mayores: «insistía todos los días con fuerza en la necesidad de alentar la renovación generacional y de ir incorporando jóvenes al sindicato. Aun contando con toda la capacidad para liderar la representativa se dedicó a apoyar y promover a los jóvenes que lo rodeaban, y lo digo desde mi lugar, porque obviamente no éramos de la misma agrupación (después sí). Cuando entré a militar él era de la Lista 3 y yo de la 98, pero él estaba siempre apuntalándonos a pesar de no ser de la misma corriente interna y ni siquiera del mismo partido», relató Gambera.

De corazón abierto 

Importa también trasladar el testimonio de Selva Barrere, exintegrante de la Representativa del BHU y durante varios períodos consejera del sector oficial. Ella recordó: «Todos los 8 de marzo [antes de que esa fecha fuera la que conocemos hoy] Leandro nos traía una rosa a cada compañera y nos las regalaba como símbolo de su reconocimiento a nuestra calidad de mujeres». Ese talante afectuoso quedaba denotado en su particular familia. 

«En lo personal destaco que él me abrió su familia; por eso su pérdida es para mí tan sentida. ¡Aprendí tanta cosa a su lado! Mi hija mayor es como de su familia; tenía hasta las llaves de su casa», explicó. «Para él los jóvenes de la rama de su hermana fallecida, como Gabriel y Gabriela, eran hijos, y los más pequeños —Sofía y Mauro— nietos. Para Mauro —mi hijo—, Leandro y Carmen son sus tatas». 

Así describió la amiga a este hombre de corazón abierto quien «siempre vivió de acuerdo con lo que creía».