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Armando Cuervo y su profunda huella

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Armando Cuervo y su profunda huella

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Con sorpresa y dolor AEBU recibió la noticia del fallecimiento de Armando Cuervo, firme e irremplazable referente ético y jurídico del sindicato.

Falleció en el día de hoy el doctor Armando Cuervo, un hombre consustanciado con AEBU a lo largo de sus 37 años de labor. Ingresó en febrero de 1987 como procurador; continuó como abogado especialista en derecho laboral, y tras un exitoso desempeño fue designado jefe de la sala jurídica. Últimamente —desde 2016— ejercía el cargo de administrador del sindicato.

Un hermano de la vida

El presidente de AEBU Elbio Monegal conoció a Armando desde su ingreso al sindicato como estudiante. «Con el tiempo pasó a ser el jefe de la sala de abogados y cuando yo asumí la presidencia de la banca privada se abrían los consejos de salarios. En esta etapa Armando jugó un papel fundamental, porque éramos todos nuevos y el único que había participado en los consejos de salarios anteriores era Juanjo [Ramos] quien ya se estaba yendo. Por lo tanto nos dio una mano enorme, no solo como abogado sino también como negociador. Él había aprendido esa función al lado de otros grandes como Raúl Varela, quien no solo era abogado sino que también incursionaba en los temas político-sindicales», narró.

Elbio pasó luego a destacar los aportes de Armando. «Siempre tenía una opinión responsable, muy medida, que nos permitía contar con otra visión sobre los temas que fueren. En los consejos de salarios pasábamos horas y horas dentro del Ministerio de Trabajo, en distintos grupos. A veces teníamos que ir a reunirnos a varios lugares y él estaba presente, opinando en todas las mesas de negociación. Nosotros éramos nuevos en la representación de sectores que no eran del sistema financiero, teníamos que conocer su realidad. Armando nos asesoraba desde el punto de vista legal, pero también dando su opinión político-sindical que era muy valiosa. Construimos una relación que más que de amistad era de hermanos de la vida, porque era un compañero entrañable que representaba lo mejor de AEBU».

Monegal siguió recordando: «Armando se crió en AEBU, su papá era abogado jefe acá y por lo tanto él conoció al sindicato desde toda su vida. Desde niño venía a AEBU y su padrino era un militante político sindical, de manera que él mamó a AEBU desde muy chico. Representa lo mejor: la solidaridad y la ética, no solo aplicada a su profesión de abogado sino también en las discusiones político-sindicales, siempre antepuesta a todo lo demás. La solidaridad la demostraba con hechos, cuando defendía a gente que parecía de difícil defensa, y sin embargo encontraba la forma de defender a personas muy vulnerables a la represión patronal».    

«Fue una parte importante de AEBU en los últimos 30/40 años, alguien que siempre insistía en la necesidad de transmitir a las nuevas generaciones de compañeros funcionarios lo que era AEBU, lo que era trabajar en un sindicato, que no era lo mismo que hacerlo en una empresa común. Eso nos lo transmitía a los dirigentes y nos pedía que diéramos cursos a los nuevos trabajadores para que supieran lo que era trabajar en AEBU», resumió nuestro presidente, para finalizar diciendo: «Lo vamos a extrañar muchísimo».

Compañerismo más allá de las jerarquías

Gabriela Pereyra, jefa de la asesoría jurídica, destacó su espíritu fraterno y su total compromiso con la institución a la que sentía como una prolongación de su hogar. «AEBU no era un trabajo para él, era  su vida». Para Pereyra resulta «difícil hablar y separar a Armando de AEBU, de su historia, de sus proyectos, de su crecimiento. AEBU era su casa. Armando sentía y olía a AEBU, la quería. Solo bastaba verlo caminar por el edificio. En fin, inolvidable».

En especial, la abogada destacó su compañerismo más allá de las jerarquías: «Siempre era capaz de encontrar una solución inteligente por las vías más adecuadas en el momento más adecuado, todo ello manejado con permanentes toques de humor y de ternura. Buscaba un lado fácil para alcanzar la solución de los problemas, y como jefe fue capaz de construir los mejores equipos y de darle confianza y autoestima a aquellos con quienes trabajaba. Transmitía la sensación de que trabajaba con los mejores y eso me parece muy importante. Él siempre estaba cerca de los circuitos de poder, pero no usaba el poder con un sentido desviado ni abusaba de él. Lo ponía al servicio de los demás, de buscar lo mejor para AEBU y para la gente».

Luego de compartir el exilio en Colombia con su padre homónimo —quien fue durante muchos años asesor letrado de AEBU— Armando regresó al país y siguió la carrera de abogacía.  De inmediato se incorporó al movimiento estudiantil, en el cual rápidamente se ganó el respeto y la admiración de todos por su valentía y su discurso certero e inteligente, como militante de Ascepp–FEUU y de la FEUU clandestina durante la dictadura. En reconocimiento a su liderazgo, fue electo delegado estudiantil en el Consejo de la Facultad de Derecho en los primeros años de la recuperación democrática.

Durante el primer Gobierno del Frente Amplio Armando ocupó el cargo de director del  Banco de Previsión Social entre 2006–2010, como representante del Poder Ejecutivo, a la vez que se mantuvo como asesor letrado de AEBU, porque las prestaciones de los bancarios no se encuentran en la órbita del BPS. Estudioso del derecho del trabajo y de la seguridad social, se destacó en esa alta función, y su aporte fue decisivo en los avances de la gestión de ese instituto, y en el diseño y la implementación de importantes avances de la legislación social de la época, en particular en materia jubilatoria, del seguro de salud, del subsidio por desempleo y las asignaciones familiares.

Sensible, respetuoso, empático y leal, Armando se ganó el cariño de todos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y compartir sueños, luchas, esperanzas y realizaciones.

Nuestro compañero fallecido será velado mañana, entre las 10 y las 13 horas, en la empresa Abbate. (Tomás Basáñez 1275).